La Capa Española y la literatura
Exaltación de la Capa Española
El hombre moderno (Homo sapiens) surgió hace unos 200.000 años y los últimos estudios apuntan a que comenzó a usar ropa hace unos 170.000 años.
Y aunque la vestimenta depende fundamentalmente de la cultura y creencia de los pueblos, es fácil imaginar que las primeras prendas, por su simplicidad, debían ser especies de manto o capa.
Centrándonos en nuestro entorno, tenemos suficiente información arqueológica para conocer que la vestimenta de los hombres ibéricos se componía de capa, con distintas variedades, túnicas largas y cortas, adornos y calzado.
Las capas celtíberas se hacían de una pieza y se sujetaban normalmente con una fíbula anular al hombro derecho, dejando casi siempre libre el izquierdo.
En la indumentaria romana tenemos la LACERNA, manto similar a la clámide griega y que se hizo muy popular, también sujeta en el lado derecho. La PAENULA, manto cosido que se ponía sobre los hombros y que servía para los viajes y cuando hacía mal tiempo.
El SAGUM y el PALUDAMENTUM eran capas militares de colores oscuros rojizos, aunque el último lo llevaban los generales.
También podemos reseñar el CUCULLUS, manto con capucha similar a la CARACALLA, una capa talar (llega hasta los talones) que dio el cognomen al emperador Marco Aurelio “Caracalla”.
Los árabes tienen el ALBORNOZ que literalmente significa capa o capote con En la Edad Media, la capa era de uso obligado en todos los estratos sociales y cada grupo poseía una prenda de características propias.
El origen de la capa tal y como la conocemos hoy se sitúa en Béjar. Son los duques de Béjar los que, hace más de 600 años, crean la Industria Textil Lanera. En época del esquileo (abril o mayo) lavaban las lanas en el rio Cuerpo de Hombre, que resultó ser excepcional para el lavado fino y sedoso y para el tintado que permanecía sólido y permanente.
Y aquí hacemos un inciso para homenajear y reconocer la labor de los 75 insignes capistas promotores de nuestra Asociación; 41 asistentes y 34 representados formaron parte de la Asamblea Fundacional, el 27 de enero de En el siglo XVIII con la llegada de los Borbones y gustos afrancesados, las capas se fabrican con tejidos más ligeros y colores más vivos.
Pero será en el siglo XIX cuando la capa alcance su máximo esplendor. Se abandonan los colores vivos y se llevaban de paño negro, castaño, azul o verde oscuro. En la forma, se le da más vuelo, se acorta la esclavina y el embozo se forraba de piel, lana o terciopelo.
El Dr. Don José Álvarez Sierra, en el año 1967, escribía: “El atuendo indumentario de los intelectuales españoles en la segunda mitad del siglo XIX, se caracterizaba por un correcto señorío. Catedráticos, médicos, abogados, escritores, políticos, etc., al verlos por la calle se adivinada su profesión, aun sin conocerlos personalmente. Al llegar los días abrileños, los diputados gustaban de ir al Congreso con la pañosa y los literatos al Ateneo arropándose en ella, dejando ver los embozos y luciendo las solapas del terno que tenía que ser de buen corte”.
Todos sabemos que la capa ha sido siempre un signo externo y una medida del linaje del individuo.
Coincidiendo con la época liberal y romántica, triunfa la capa española.
La capa española llega a ser la prenda más costumbrista y representativa de El Diccionario de la Real Academia de la Lengua define la capa como “Prenda
de vestir larga y suelta, sin mangas, abierta por delante, que se lleva sobre los hombros encima del vestido”.
Y capa española es: “Capa de hombre, de paño, de amplio vuelo, usualmente con los bordes delanteros forrados de terciopelo”.
En cuanto a las locuciones verbales coloquiales, que el DRAE recoge, seleccionamos las siguientes:
Andar o ir de capa caída. Padecer gran decadencia en bienes, fortuna o Capa rota. Persona que se envía disimuladamente para algún negocio de Capear o ponerse a la capa. Disponer las velas de modo que la embarcación De buena capa. Dicho de una persona: De buen porte. De capa negra. Dicho de una persona: Noble o de extracción social elevada. De capa parda. Dicho de una persona: Rústica o de extracción social humilde. De capa y gorra. Con traje de llaneza y confianza. Defender a capa y espada a alguien o algo. Patrocinarlo a todo trance. Defender o guardar alguien su capa. Velar por su hacienda o derecho. Dejar la capa al toro. Soltar la capa. Echar la capa al toro. Intervenir en asunto que interesa a otra persona, para Derribar la capa. Echarla hacia la espalda, desembarazando la acción de brazos y piernas. Echar alguien la capa a otra persona. Ocultar sus defectos, ampararlo. Esperar, estar, o estarse, a la capa. Guardar reserva, observando y esperando una ocasión favorable para algún fin. Hacer a alguien la capa. Encubrir. Hacer de mí, tu, su, etc., capa un sayo. Obrar según el propio albedrío y con libertad en cosas o asuntos que le pertenecen o atañen. No tener más que la capa en el hombro. Estar muy pobre. Pasear la capa. Callejear. Quitar a alguien la capa. Robarle, cobrarle con título de derechos más de lo Sacar alguien la capa, o su capa. Justificarse o argüir bien en algún trance Sacar la capa. En la lidia, desviar del cuerpo al toro con la capa, pasándola con limpieza por encima de este. Salir alguien de capa de raja. Pasar de trabajos y miserias a mejor fortuna. Soltar la capa. Perder algo por salvarse de otro peligro mayor. Tirar a alguien de la capa. Advertirle de algún mal, defecto o peligro, para que
Fueron capas representativas, en la centuria de 1800, las de Francisco Martínez de la Rosa (1787-1862) y Juan Bravo Murillo (1803-1873), en aquellos agitados tiempos de pronunciamientos y revoluciones. Las de Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870), Federico Chueca (1846-1908), Menéndez y Pelayo (1856-1912) y Federico Mendizábal (1901-1988).
En la pintura costumbrista de José Jiménez Aranda (1837-1903) aparece frecuentemente la capa, sobre todo de color burdeos o morado. Otros capistas fueron Julio Romero de Torres (1874-1930), cuya capa se exhibe en su museo.
El pintor de Fregenal de la Sierra, Eugenio Hermoso. Picasso fue amortajado y enterrado con su capa española.
En el cuadro de Velázquez “Menipo”, joya del Museo del Prado, podemos ver al filósofo y poeta griego del s. III a. C. (eterno compañero de Esopo), vestido de harapos, pero la capa lo aristocratiza.
Es una prenda, que por su duración, se puede transmitir a varias generaciones.
Es fácil encontrarnos a amigos capistas que nos dicen con orgullo: ¡Esta capa era de mi abuelo! Esto no ocurre con otras prendas de vestir.
Una prueba de que la capa tiene en sí calidad de prenda castiza, singularidad y empaque es que tiene “Amigos”.
Si le prestásemos la voz a una capa española nos diría:
“Soy la vestimenta más antigua que existe debido a mi sencillez, solamente un manto que cubre la parte superior de una persona. Actualmente, el material con el que me confeccionan es el llamado paño de Béjar. El color de la capa puede ser muy variado, pero los más utilizados son; el azul, el negro, el marrón y el verde oscuro. Todo el que quiera me puede comprar en cualquier tienda, pero en estos momentos son pocos quienes lo hacen ya que ven en el abrigo una prenda más moderna”.
El hecho de que en el “Siglo de Oro” de las letras (s. XVII y XVIII) la capa fuese una prenda habitual nos ha privado de que nuestros consagrados escritores y poetas pudieran ensalzarla.
La poesía popular y anónima, sobre la capa, es más bien escasa, aunque pudiera incrementarse en la glosa poética de los refranes. Recordemos este cantar con el dicho comparativo a la capa del estudiante, que se aplica a todo lo que es viejo y desgastado:
La capa del estudiante
parece un jardín de flores,
toda llena de remiendos
de diferentes colores.
También es anónimo este enigma o adivinanza, en verso, sobre la capa:
Para bailar me pongo la capa,
para bailar me la vuelvo a quitar,
pues no puedo bailar con la capa
y sin la capa no puedo bailar.
La capa aquí es el revestimiento de cuerda, fuertemente arrollada al trompo o
peonza, para que echándolo al aire y sujetando la extremidad de la cuerda
adquiera el movimiento giratorio.
No será hasta el siglo XX, al caer la capa en desuso y quizá por la añoranza, cuando surgen tanto en prosa como en verso la exaltación de la capa.
Como ejemplo en prosa citemos el artículo costumbrista publicado en la tercera página de “ABC”, el día 19 de abril de 1963 bajo el título de “Capas y fachadas”, de don José María Pemán:
“. . . la capa es como la fachada de la persona. Dámaso Alonso se ha
fijado en la morosidad con que en el Lazarillo se analizan y discriminan
los gustos de ponérsela y quitársela, o el de llevar el pico al hombro y,
bajo ella, enarcar el brazo “en jarra”, máxima fachada y desplante del
hombre hispano. La capa era casi “el signo exterior” de la jerarquía social
La capa ha sido el motivo de muchos pasodobles y chotis, es decir poesías con
música. En este caso elegimos como muestra, el pasodoble “Cantando a la
Capa”, original de Jiménez Barroso
I
Para vestir una capa
hay que saberla llevar,
sentir orgullo en lucirla,
ser español de verdad.
Por eso,
como una joya de incalculables caudales
luzco mi capa, capa española,
porque es la prenda de los cabales.
Estribillo
Capa,
joya de nuestros mayores;
llevo prendida la raza hispana,
capa española,
Testigo de mil amores,
capa española,
entre tus pliegues
y en pregonero
de tus hazañas,
luzco mi capa,
capa de España.
Capa,
O este otro pasodoble de Agustín Lara, ESPAÑOLERIAS en el que atribuye a
la capa española la magia, el encanto y el embrujo de la noche.
Patio que huele a noviazgo a coplas
y a rosas y a flores de azahar;
que con su negrura te supo embozar.
la noche es capa española
Entrando en la poesía, el soneto de Manuel Machado
LA CAPA ESPAÑOLA
La capa es «la fermosa cobertura»,
que llamó Santillana a la Poesía…
La compañera fiel de la aventura,
y la bandera de la gallardía.
En los hombros de chicos y de grandes
-de seda rica o sórdida estameña-
ella estuvo en América y en Flandes,
flotando al par de la española enseña.
¡Y aun es, malgrado nuestro, toda España!…
La que al lance de amor nos acompaña
o nos oculta en la contraria suerte.
Ante las majas, el tapiz rumboso…
Y en las arenas, el jirón airoso
que se burla con gracia de la Muerte.
El tema de la poesía y la capa ya se ha tratado varias veces. Recordemos, el
artículo de D. Rafael A. López Campos, “La Capa es poesía y la poesía se hizo
Capa” en el libro del X Aniversario o mi intervención “De cuando la Capa
envuelve a la Poesía” del 14 de febrero de 2006.
Aquí yo no quisiera repetirme más de lo imprescindible, pero me perdonareis
las iteraciones que se puedan colar.
Por su valía y también por su brevedad MI DÍA DE LA CAPA de Lope
Prenda de mi simpatía,
que me defiende y me tapa
con su española hidalguía
y su donaire gentil…
Para mí el “Día de la Capa”
lo son todos, día por día,
desde noviembre hasta abril.
José Miguel Castillo Serrano, también le dedicó unos versos a LA CAPA
… ¡Hasta que me muera
¡Oh! Prenda española
airosa y gallarda
por eso me gusta
por eso me encanta
por eso la luzco
en todas mis fiestas
en todas mis farras
envuelto en mi capa!…
Hablando de poesía y capa, no puede faltar la referencia a Carmen de la Torre
Vivero, elegante capista. Es una poetisa de exquisita sensibilidad, que
complementa la creación de sus obras poéticas con la interpretación
declamatoria de sus versos.
Entre sus poemas, citemos: “Capa y Chambergo”, dedicado a Lope de Vega;
“Capas Románticas”; “Canto a la Capa Española” y ”A los Amigos de la Capa”.
Autora del libro “Glosas poéticas de los refranes de la capa”, del que
CORTESIA
«MAS CUMPLIDO QUE CAPA DE CORO»
Hace tiempo se decía,
ante jóvenes correctos:
Son unos chicos perfectos
de donosa cortesía.
Más en los tiempos actuales
se va por la vida a obscuras,
no existen las galanuras;
sin metas, sin ideales.
No hay quien sea «más cumplido
que capa de coro» ya;
cada uno, a lo suyo va,
dando al prójimo al olvido.
El siguiente soneto lo seleccionamos del libro “Orgullo que Dios me dio”, del
poeta de Colmenar Viejo, Félix Mansilla Puente:
CAPA ESPAÑOLA
Eres tú la mejor prenda española
por mucho que se empeñe el modernismo,
prototipo del pulcro casticismo
no tienes competencia, eres tu sola.
Esbelta muy gallarda y muy garbosa,
con los bucles dibuja a tu España,
y aunque exiges llevarte con gran maña
por justicia alardeas de preciosa.
Nos prestas a los hombres tu hidalguía
cual reliquia de antaño y con tus medios
nos haces concebir mayor hombría.
Quisiera al testar llevar en la caja
la estampa de mi Virgen los Remedios
y a ti capa española por mortaja.
De Modesto García Contreras, seleccionamos MI CAPA que comienza
Esta es mi capa, y la estimo
pues guarda prerrogativas
cual veste sacerdotal;
de tradición familiar.
Llega el invierno, y mis manos
van ávidas a buscar
la pañosa, que me acoge
con abrazo maternal.
Al sentirme viejo hidalgo
con mi vida irá mi capa,
y ella será mi sudario
para la postrer morada.
A los pórticos del Cielo
pienso llevarla terciada
para que San Pedro exclame:
– ¡Venga ese español! ¡Trae capa!
No podemos olvidar a Javier de Burgos Rizzoli, llamado el “poeta de los
sonetos”, gran poeta y autor teatral de nuestra posguerra civil, pero encajaría
sin desdoro entre los mejores versificadores del siglo XIX. Autor de “Piropos a
la Capa”, que como recordareis comienza
La capa todo lo tapa,
ya vulgar, ya principesca.
Nadie a su atracción escapa.
El que hable mal de la capa
No sabe lo que se pesca.
“¡Cuando en mi capa me embozo,
Doy envidia al mismo sol;
Y siento con alborozo
que voy envuelto en un trozo
del Pabellón español!”
Carlos Valverde López, nació en Córdoba en 1856 y murió en Málaga en
1941, poeta y dramaturgo que vivió en Priego de Córdoba, también le dedicó a
la capa este bello y patriótico poema,
LA CAPA ESPAÑOLA
A listo me ganan todos,
a español nadie me gana,
que yo, por ser español,
soy más español que España.
Esta copla que ahora acabo
de sacar, y no es muy mala,
sirva, de encabezamiento
a la defensa bizarra
que pienso hacer este año
como siempre, de la capa.
La prenda más española,
más airosa, más gallarda,
más noble, más elegante,
más cumplida, más simpática,
más cómoda, más flexible,
más ligera, más holgada,
más confortable y más buena
que jamás se vio en España.
Solo por ser española,
debiera tenerse a gala,
sobre cualquier indumento,
el vestirla y el usarla,
que el uso de lo nativo
es manera de hacer patria.
Más aparte de eso, tiene
innumerables ventajas
de que carecen las prendas
similares, verbigracia:
es la capa para el frío
como una especie de válvula
reguladora que puede
abrirse o cerrarse en cada
caso, según lo demande la necesidad.
Que baja la temperatura,
arriba el embozo;
que se calma el frío,
fuera del embozo
quede el pecho y la garganta:
que se acentúa el calor,
pues se recoge la capa
por detrás, con ambas manos,
y ya no molesta nada.
Es una prenda que vale
por tres, a saber: bufanda,
gabán y guantes, porque
cuello, cuerpo y manos tapa.
Y no se diga lo fácil
de ponerla y de quitarla:
¡arriba!, ya está en los hombros;
¡abajo!, ya está quitada.
Y en cuanto a garbo, decidme:
¿dónde hay cosa con tal gracia?
Ella se ciñe al contorno,
se despliega, sube, baja,
ondula, vuela, revuela
y da presencia gallarda
a todos, siendo en el prócer
vestidura aristocrática,
en el burgués, distinguida,
en el macareno, maja,
y traje de ceremonia
en el pueblo, por honrada.
Su origen es nobilísimo,
su ejecutoria, tan alta,
que por pergaminos tiene
toda la historia de España.
Descendiente nada menos
que de lo toga romana,
la que vistió Quintiliano,
Séneca, Marcial y cuantas
celebridades en Roma
brillaron de nuestra patria.
Llamó la atención en Flandes,
cuando el gran Duque de Alba
con los Tercios españoles
mantuvo allí nuestras armas,
y allí de Don Juan Tenorio
sobre los hombros flotaba
llevándose entre sus pliegues
el corazón de las damas.
¿Qué más? Hasta en nuestros días
le han erigido una estatua,
¿Quién no ha visto la que tiene
en la Corte, Mendizábal?
Y, ¿cómo está el hacendista?,
¿con frac?, ¿con saco?, ¡Con capa!
Me parece que he nombrado
(en mal hora lo nombrara
(el «saco»: ese es el rival,
la caricatura extraña,
el «inri» y el enemigo
ridículo de la capa.
Pero, ¡señor! ¿es posible
que un ropón tosco y sin gracia,
costal, bueno para grano,
jergón, rico para paja,
camisa, pero de fuerza
según lo que oprime y traba,
saco, en fin, que está pidiendo
que lo llenen de patatas,
pueda compararse nunca
ni hacerle sombra a la capa?,
un saco… ¡Valiente cosa!,
ni cosa es siquiera, ¡vaya!
si “saco» es «cosa» al revés,
no es cosa, luego no es nada.
Entonces…, ¿por qué lo usan,
siendo extranjero, en España?
Por eso, por extranjero;
porque está extranjerizada
la gente, porque le gusta
todo lo exótico, y basta
que una cosa sea de extranjis
para que se quede en casa.
¿Qué no es papel muy airoso
el que hacemos?… ¡Quién lo haga!
Puede hacerlo aquel que quiera,
que a mí no me da la gana.
La capa, ¿no es española?,
pues me quedo con la capa,
que yo, por ser español,
¡soy más español que España!
José Menéndez Cardo
Sevilla 15 de diciembre de 2013
Actualmente hay unas cincuenta Asociaciones de Amigos del a Capa en toda España.
Por lo que respecta a la Asociación de Sevilla, hemos de informar a los que se interesan por esta cuestión, que un grupo de personas, que usaban la capa en muchas ocasiones, entre los que se contaban D. Ángel García-Miña Ramos, Farmacéutico y Don Ángel Serrano, ya fallecido, Director de la Escuela de Aparejadores, que, a menudo, se paseaban separadamente luego juntos por la Avda. Reina Mercedes, donde vivían, concibieron la idea de formar una Asociación de Amigos del a Capa, de Sevilla, pues conocían a muchos otros que seguramente les gustaría la idea. Y así, se reunieron en la Casa de Extremadura en Sevilla en la calle Fernández y González, un grupo de más de ochenta personas que usaban la capa y estaban dispuestos a constituir una Asociación.
El día 27 de enero de 1993, se celebra la Asamblea fundacional y se encarga a Don José Millán García Patiño, Notario de Sevilla; a D. Ángel García-Miña Ramos y a D. Juan Valverde Martínez las gestiones y preparación de la documentación legal necesaria.
El 14 de mayo del mismo año fue aprobada por la Junta de Andalucía la constitución de la Asociación e inscrita en el Registro Provincial de Asociaciones de la Delegación de Gobernación, con el Nº 4236.
En 21 de octubre del mismo año, se celebró la primera Asamblea general en la que se nombró la primera Junta Directiva, formada por los siguientes capistas:
Presidente: D. José Millán García Patiño
Vicepresidente: D. Ángel García-Miña Ramos
Secretario: F. Juan Antonio González Marcos
Tesorero: D. Jaime García-Miña Ramos
Vocal 1º: D. Antonio Milla Jiménez
Vocal 2º: D. Lucas Luis Acuña Tabares
Don José Millán García-Patiño continuó de Presidente hasta octubre de 2001, siendo elegido para sustituirle D. Francisco Godoy Oltra, que dimitió en 2002 aunque continua siendo miembro activo muy querido y respetado.
En la Asamblea de octubre de 2002 fue elegido Presidente D. José Menéndez Cardo, que cesó al término de los cuatro años de mandato previsto en los Estatutos, pero continuando con asidua participación en las actividades de la Asociación.
En la Asamblea de octubre de 2004 se eligió Presidente a D. Antonio Guzmán Campos, que en los dos años anteriores había sido Secretario.
Durante los años 2011, 2012 y 2013, fue presidente D. Luís Núñez Solano
A partir de 2013, volvió a ocupar la presidencia don Antonio Guzmán Campos, cargo que ejerce en la actualidad.
En 21 de mayo de 2001, La Real Academia Española comunicó a nuestra Asociación, que la Comisión correspondiente había aceptado la palabra capista y se incluiría en la próxima edición del Diccionario l. La petición y documentación adecuada había sido obra del primer Presidente D. José Millán García-Patiño y su equipo.
DOMICILIO SOCIAL
Calle Fernández y González, 14 (Casa de Extremadura) D.P. 41001 Apartado de Correos 492 – 41080 SEVILLA
ESTATUTOS DE LA ASOCIACIÓN
Los Estatutos originarios, fueron modificados en Asamblea General, para adaptarlos a la Ley Orgánica 1/2002 de 22 de marzo, de la Junta de Andalucía y fue aprobada la modificación e inscrita igualmente en Registro de Asociaciones, por Resolución de 10-12-2003
En el art. 1º de dichos Estatutos, se dice textualmente:
“Con el nombre de “AMIGOS DE LA CAPA, se constituye en Sevilla una Asociación socio-cultural, apolítica, sin ánimo de lucro y de carácter romántico …”
En el art. 4º, se expresa igualmente:
“Los fines de esta Asociación serán los siguientes:
- Unir el entusiasmo de quienes mantienen la tradicional costumbre de llevar la CAPA ESPAÑOLA.
- Fomentar y exaltar el uso habitual de la capa.
Y para su consecución desarrollará las siguientes actividades:
- Todos los años, en la festividad de San Martín de Tours (11 de noviembre) o en la fecha lo más próxima posible, se celebrará un acto religioso en honor del Santo Patrón, seguido de una comida de confraternidad.
- Excursiones por España y el extranjero.
- Rondas, luciendo la capa y cuántas iniciativas contribuyan a los fines.
- Conferencias, exposiciones y actos religiosos que promocionen la capa.